Ajos ecológicos

AJO ECOLÓGICO

Los ajos ecológicos frente al ajo convencional se diferencian tanto en su cultivo como en su conservación, ya que no se aplica ningún compuesto químico en su producción, ni en su almacenamiento. Por ello, todas sus sustancias corresponden, únicamente, a su composición química natural.

La familia a la que pertenecen los ajos es la de las liliáceas y su nombre científico es Allium sativum. A esta familia también pertenecen otras hortalizas que consumimos habitualmente como la cebolla, el puerro o el esparrago.

Su cultivo se remonta a la era de los Faraones Egipcios. Desde esta época, las personas aprovechan los bulbos que crecen en la base de las hojas tanto por su valor gastronómico como por su poder de curación.

En la dieta mediterránea, el ajo está presente en números platos, tanto fritos, como guisados o crudos. Recetas con ajos.

Las propiedades medicinales de los ajos sin pesticidas ni abonos químicos se deben a un compuesto azufrado llamado alicina, esta sustancia nos ayuda a eliminar bacterias nocivas para el organismo, como el e-coli, algunas especies de salmonela o la bacteria causante de la tuberculosis (Mycobacterium Tuberculosis). El ajo aumenta la producción de interferón, sustancia que el cuerpo crea para luchar contra los virus. También tiene propiedades fungicidas; por ejemplo,  los hogos se pueden eliminar aplicando directamente cataplasmas de ajo machacado sobre ellos. Se trata de un vermífugo, por lo que elimina parásitos intestinales. Se utiliza con frecuencia en niños con pocos años, para eliminar lombrices, las cuales una vez eliminadas no vuelven aparecer.

Cómo cultivar los ajos es una pregunta muy frecuente entre las personas que quieren hacer su propio huerto. Al tratarse de una planta bianual, durante el primer año de crecimiento acumula su energía en los “dientes de ajo” para utilizarla el segundo año en el desarrollo de cientos de flores que forman una esfera. De cada flor se pueden recoger las semillas para la próxima siembra. Otra forma de cultivar los ajos, es desgranar los dientes y enterrarlos. De cada diente plantado se formará una cabeza.  No se trata de un cultivo muy exigente con el terreno, es preferible suelos que drenen bien, ya que no le conviene mucha la humedad. Al tratarse de un cultivo de secano, no requiere mucho agua, pero es muy conveniente mantener el suelo húmedo hasta que se forme el bulbo o la cabeza, después sólo se regará con el agua que reciba de la lluvia. El clima no condicionará el crecimiento del cultivo, aunque en climas mas fríos el ajo será más picante.